su voz, alba terrestre,
nos anuncia el rescate de las aguas,
el regreso del fuego,
la vuelta de la espiga,
las primeras palabras de los لrboles,
Se incendia el لrbol de la noche
y sus astillas son estrellas,
Pecho de plata herido vibrَ el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron…
Y sentي que la muerte era una flecha
que no se sabe quién dispara
Se disipa, impalpable abecedario,
Quieto
no en la rama
en el aire
No en el aire
en el instante
Cantan los pلjaros, cantan
sin saber lo que cantan:
Vuelan los pلjaros, vuelan
sin saber qué rumbo llevan:
El pajaro es una astilla
que canta y se quema viva
El poema es una astilla
que canta y se quema viva
En el patio un pلjaro pيa
como el centavo en su alcancيa.
Un poco de aire su plumaje
se desvanece en un viraje.
Tal vez no hay pلjaro ni soy