03/02/2009

Amar a Dios.........

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Amar a Dios.........
¿Cómo amar a Dios?, resulta una pregunta muy interesante que debiéramos hacernos muy a menudo. El Señor Jesús dijo en Marcos 12:29-30:
Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.”
Amar a Dios CON TODO TU CORAZÓN, alude a lo más profundo del ser humano, al asiento tanto de la mente como de los sentimientos, el corazón es el órgano que mueve la sangre que da vida al cuerpo y el que recibe especial atención, en también el sinónimo de sentimiento de amor profundo, ¡pues se ama con el corazón!.
Amar a Dios CON TODA EL ALMA, es decir desde la fuente de las emociones. Luego significa la fuente de la voluntad y la acción moral. Este amor conlleva al entendimiento de lo que se hace y lo que se siente, pues se requiere de un amor racional.
Amar a Dios CON TODA TU MENTE, fuente de los pensamientos, que regularmente se ocupa de las preocupaciones y los afanes así como de los malos pensamientos. Es también en la mente donde debe prevalecer la presencia de Dios. En otras palabras es amar a Dios con todo el entendimiento.
Amar a Dios CON TODAS TUS FUERZAS, la energía que se gasta en diferentes actividades, debe ser también canalizada al amor hacia Dios, amar a Dios con todas las fuerzas es tener el coraje de confesarlo y demostrarlo en cada acto de nuestra vida, es una dedicación de mi existencia plena al Señor.
En resumen. Si amas a Dios debes amarle tal y como lo establece Jesucristo, esto es un amor integral, completo, al 100%. Cualquier otro tipo de amor hacia Dios no es valido. Dios nos ha enseñado como quiere ser amado y debemos respetarlo.
Así como el pueblo de Israel fue exhortado por Elías a definirse entre Dios y Baal cuando dijo “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra” (1 Reyes 18:21), nosotros también debemos definirnos delante de Dios, y amarle tal y como Él quiere, y no amarle solo “a medias”, y ser acreedores al reproche de Jesús quien dice “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? (Lucas 6:46).
Si amamos a Dios como la Palabra lo enseña, nuestra relación con el Señor será fortalecida y llena de bendiciones.
“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. (Efesios 5:1)
La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén. (Efesios 6:23)
El amor nunca deja de ser...